lunes, mayo 02, 2005

Abigail Reza


Ya lo decía Sonic Boom, la experiencia psicodélica es imposible sin drogas. Afirmación veraz si tomamos en cuenta que la psicodélia es más una manera de ver la vida que un simple género musical. Aún con esta hipótesis a cuestas, el concepto sigue siendo difícil de definir y personalmente creo que esto se debe a ciertas concepciones del arte o la expresión que responden a una cultura popular de occidente que quiere o intenta expandir su tolerancia de la manera más atroz y políticamente correcta posible. Si bien la cultura pop intenta expandir un discurso más o menos predecible y ordena sus conceptos a manera de que estos puedan llegar a tener un impacto más inmediato y digerible para la gente la psicodélia invita a un conocimiento más personal e indefinido, es decir, mientras el pop se exterioriza y crece hacia fuera la psicodélia explota hacia adentro e invita a un viaje personal y sorpresivo, invita al descubrimiento y la autoexploración. Hagamos a un lado los nuevos planos de conciencia y todas esas mamadas de jipitecas y estudiantes de filología Inglesa, decir que fumar mota y escuchar a Pink Floyd es una experiencia psicodélica es decir una barbaridad tan o más vulgar que ir a tomar café al Starbucks. Aquí no se confunden los conceptos, más bien se deconstruyen, se descontextualizan y se desdoblan. No creo que haya ningún patrón definido para la experiencia psicodélica, creo que en todo caso dependerá de quien se atreva a experimentarlo. En lo personal mis experiencias dependen de la hora del día, el tipo y la cantidad de droga que esté en mi cuerpo, el lugar, la temperatura, la posición de los astros, el nivel de densidad espiritual en mi habitación y mis creencias religiosas en el momento. Recuerdo un mal viaje de ácido que tuve una noche en la carretera una noche en Tuxtepec, Oaxaca. Caminaba al borde de la carretera y estaba rodado de una negritud tan profunda como el petróleo y unos árboles tan largos y negros como los dedos de un pianista de jazz. Allí estaba yo caminando casi cagado de miedo y me detuve porque tuve la impresión de que si daba seis pasos exactos más el demonio iba a brincar desde un árbol e iba pararse justo enfrente de mi. Todo esto pasaba mientras escuchaba en el discman ·Seadrum· de The Boredoms, esos frenéticos tamborazos y la posesa voz de Yoshimi P. Wee (émula en ese momento de la gran Patty Waters pero en overdose de mota). Cuando llegué al punto al que no quería llegar una sombra saltó de entre los árboles y yo creo que me desmayé. Amanecí en mi cómoda e iluminada recámara oaxaqueña. Todavía no sé si aquello realmente sucedió o si sucedió de esa forma exacta, pero juro que aquello me dio tanto miedo que si hubiera sido yo Mariana Levy me hubieran dado como 40 000 infartos. Justamente a eso le llamo experiencia psicodélica.

P.D. Este texto incluye una foto de mi ex novia Abi.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ok ahí va la mía:
Esta no es la típica experiencia cafetacuvesca (Aunque parezca) de "fui a oaxaca a comer peyote". No señores, esto simplemente sucedió en mis días de adolescente, días comunes y corrientes hace un par de años…
Ya para mis 19 años le había agarrado cierto sabor a la marihuana, siendo un típico hijo de familia, mi mayor placer era saber que mis papas no sabían de las actividades clandestinas de su hijo adolescente. Dicha sensación me permitía cometer cualquier tipo de pendejadas.

Acompañado por mis mejores amigos (No sabiamos que era un “psiconauta” pero disfrutabamos contar en sobriedad la experiencia con nuevas drogas), y con un año de conocimiento en estupefacientes, como buenos amateurs decidimos programar un trip durante una semana fumando mota y consumiendo hongos en mermelada … 7 putos dias intoxicados en la ciudad más grande del mundo en una semana de caluroso verano saltando de una casa a otra probando diferentes tipos de hierba.
He de confesar que durante esos dias sucedieron cosas muy extrañas a la fecha hay personas y lugares que recuerdo muy poco y los efectos de tal alucin aun repercuten todavía hoy en mi forma de pensar.

Hay cosas que son como sueños difíciles de recordar pero me queda claro que durante estas sesiones sentiamos comprender la confección del universo y para mi gran placer supe que la música se podía oler, ver y tocar pero he de confesar que lo que considero mi experiencia psicodélica se remota a dos cosas que recuerdo en particular durante tal jornada:
1.Recuerdo estar en un bosque con playa de arena azul y ver a una figura extraña que me decía venir de otro tiempo y me iba a explicar mi futuro. No recuerdo que me dijo pero solo se que después de caminar por la arena en una especie de tianguis de cosas usadas, súbitamente me daba cuenta que alguien me enterraba un cuchillo!! …un amigo lejano de la infancia al que no había visto en años aparecía en mi viaje rebanándome el abdomen? con la sensación del cuchillo me di cuenta que todo era un sueño, y que esa acción me despertaba para darme cuenta que ya estába muerto de verdad, y despertaba del sueño.
Después de tal alucín solo recuerdo que al amanecer nos dimos cuenta que habiamos armado una tienda de campaña a mitad de la sala y que había agua regada por todos lados.

2. Uno de esos días nos subimos a una azotea y en ese incomodo estado de high no high decidimos volver a quemarle las patas al diablo, 5 minutos después ya estábamos hablando otro idioma, y veíamos naves volar sobre nuestra cabeza, explicándonos que venían por nosotros. Todos vimos como aterrizo en la parte superior del cuarto de azotea una especie de esfera e intrigados subimos a ver… de repente escuchamos los gritos de una vecina que hizo a alguien regresar a la realidad y gritar –ya no mamen estamos alucinando de nuevo…
En fin esa semana pasaron cosas buenas y espantosas… lo más extraño fue que días después comencé a experimentar esa extraña sensación de no saber que había ocurrido 5 minutos antes, me di cuenta que mi sentido del tiempo se había alterado aun estando sobrio… Con frecuencia confundía los 10 min. anteriores con la semana pasada o olvidaba cosas importantes.
A mi llegada a la casa aun con la resaca de los ultimos hits mi madre me llamo en repetidas ocasiones y cuando por fin pude llegar a la habitación me dí cuenta que ella no había llegado y no sabia exactamente que dia era.
No sé si a esto se le pueda llamar una experiencia psicodelica o no pero puedo decirles que esos viajecitos cambiaron mi forma de concebir la realidad y darme cuenta que hay alguien dentro de mi extraño que sabe que aun escribiendo esto jamás saldrá…
en fin those were the days...
lo lamentable es que mi mejor amigo ahora es un estúpido adicto que ha arruinado su vida, y creo que no estaba arruinada antes.
Experimentar con drogas esta bien si no te pierdes en el trip y conoces la diferencia.

Jorge Pedro dijo...

¿y qué me dicen de la psicodelia no procurada? de aquella que es implícita en algún híbrido. ¡tu parecido con nicolás alvarado, baby balmori, es psicodelia pura!

Intoxicada dijo...

Perfectoo... conseguii recordar aquellos momentos. Pero es cierto saber diferenciar esos trip es la clave de seguir y cambiara tu manera de ver la vida... Sinceramente la mia despues de esto, es mejor.