martes, septiembre 20, 2005

Lichis
Los Lichis: The Ghost Tapewriter Music… (Exploratory music from the little goat land).


Alérgicos a cualquier tipo de tendencia y también a cualquier forma musical que contenga patrones más o menos definidos son Los Lichis. Son de Monterrey y funcionan como un colectivo multidisciplinario en donde conviven de forma caótica las artes plásticas, la exploración sonora y el gusto por alimentar perros homeless. Los Lichis nace en 1997 gracias a Gerardo Monsiváis y Manuel Matar, el primero es un artista hopeless que vive grabando accidentes e incidentes musicales y que publica varias de sus alucinaciones sónicas bajo el nombre de Yeyo Moroder y que a ratos hace ilustraciones dignas de aparecer en una portada de EXPO, el segundo es también artista plástico. Recientemente se ha integrado a las filas del grupo “El Puni” mítico personaje del under regio que gasta sus días también como baterista de The a –ha experience. Además también se ha integrado Poncho de quien no tengo la menor puta idea de quién sea… Ellos son Los Lichis.

Los Lichis.
“Hits Collection #1”
CD-R No Label 2003.

La música de Los Lichis es dispersa y enigmática. Aquí si se puede vislumbrar la senda de la improvisación meramente orgánica sin el más mínimo afán de pretensión absurda y free trasnochado (¡Tómala Evil Hippie!). Digamos que, por ejemplo en el CD-R “Hits Collection #1” la amalgama sonora entre el punix, el poncho, el matar y el yeyo logra estados de verdadera suspensión eléctrica en sus nueve cortes. Piezas atiborradas de zumbidos electrónicos, de baterías fantasmagóricas y de cascadas de guitarras que pueden desencriptárse desde los discos de Neu! A veces incluso llegan a reconstruir al psicodélia a golpe de kraut rock y ethno-core (“all repro”) y llegan también a montarse con un par de tracks de psico-rock San Franciso, como si Mayo Thompson se montara un grupo de covers de Grateful Dead (“gallo of hell” y “sniffin the autobahn”). Todo esto viene en una cuidada edición en sleevecard que hace de la adquisición de este disco un requisito obligado para checar las pantanosas aguas de la verdadera música de vanguardia en este país.
seri rostros
Los Lichis.
Kill All The Lichis.
Pantano Records CD-R 2003.


Kill All The Lichis tiene un DNA mucho más cinemático y visual que “Hits Collection #1” es, por decirlo de manera muy vaga, mucho más estructurado que el otro. Abre con un oscuro track a la Lalo Schifrin (“el consultorio del Dr. Sanabria”) y cierra con un spoken word esquizofrénico de ritmo casi religioso (“soneto a la Coix”). Entre el punto de apertura y el punto final pueden olerse rastros de los incipientes The Red Crayola (“Kronstand variations”) o incluso puede percibirse el grasiento hedor de la Norteamérica profunda de John Fahey (“le rythme se precipite”). Mucho sonido de guitarras que no parecen guitarras y de cosas que muy probablemente no son esas cosas que piensas, mucho reciclaje sonoro en un disco cannábico y arriesgado como pocos en México. Me ha venido a la mente el origen de la palabra Kraut-Rock, que fue acuñada a finales de los sesenta para definir a un grupo de comunas musicales asentadas en Alemania. Kraut quiere decir “papa” en español (no olvidemos que Alemania es un gran productor de papas) y aquel termino mamón de “rock papero” lo acuñaron los ingleses que miraban con desconfianza a aquellos grupos alemanes adictos a los psicoactivos. Me he quedado pensando ¿Cómo se dirá “cabrito” en alemán).
moistboyz_iv

Moistboyz.
IV.
Sanctuary Records 2005.


El cuarto volumen de la pandilla salvaje del rock llega a la repisa de Resistron 5000. El esperadísimo nuevo disco de Moistboyz (al menos en este blog) constituye así, a bocajarro, el disco más mediano del dúo. Habrá sido por un exceso de cerveza y barbitúricos, pero el nuevo de los chicos húmedos les hace parecer demasiado a otros contemporáneos suyos: Queens Of Stone Age. No es que los Queens sean un grupo malo, pero cuándo has escuchado a bandas que huelen a rocanrol puro y apestoso, aquella payasada de Josh Homme y compañía te sabe a pólvora mojada o en el mejor de los casos a rock inofensivo y adolescente. Moistboyz IV tiene doce canciones en donde el común denominador es el rock pesado más o menos tradicional, una tristeza si se toma un cuenta que la trilogía inicial del grupo era un escupitajo al rocanrol to die for.. en aquellos discos se encontraba a la vista de todos esos mamones rockers cuadrados las pistas para renovar el rock and roll hecho en Norteamérica, cogían del punk, eran fascistas, culeros, drogos, sexistas y tenían todas esas cosas que Bruce Springteen nunca tendrá en sus discos, esto por supuesto, ya suena como una de las mejores credenciales. Lo malo de Moistboyz IV son esas canciones que tienen unos títulos impresionantes y que a la hora de pasar el asuntito a las canciones todo se va más o menos a la mierda (“i don´t give a fuck where the eagles flies” o “that´s what rock and roll can do” la primera divierte, pero en la segunda parecen unos Metallica en baja forma). Otra metedura de pata es cuándo intentan coger del punk costa este y parecen unos puñeteros Social Distortion, una pena. Ya me he puesto el disco una decena de veces. Se que hay discos que entran lento, pero es que con Moistboyz a las dos horas ya no te puedes sacar esos riff de la cabeza y luego te ríes recordando esas letras tan mamonas y fascinantes. La verdadera única joya es “everybody´s fuck her” una puta canción maravillosa que salva la compra, la más Moistboy de todo el disco. Yo ya me he hecho una copia de Mositboyz IV pero lo más recomendable para el neófito será apañarse la invaluable reedición de Moistboyz I & II publicada por Sanctuary, conseguirse el Moistboyz III en Ipecac y bajarse del Soulseek “everybody´s fuck her”. Con todo, lo seguiré escuchando esta temporada.

sábado, septiembre 17, 2005

the fall

La nueva caja de The Fall que contiene absolutamente todas las sesiones que el grupo llegó a grabar en la BBC londinense bien podría ser la mejor excusa para firmar la renuncia de ese trabajo miserable que te tiene encadenado o para terminar esa relación amorosa que ocupa más de tu tiempo que el deseado. Siete horas con cuatro minutos y cincuenta y cinco segundos repartidos en seis discos que a su vez forman parte de uno de los box sets más esenciales de la música de nuestro tiempo. Y es que si sacamos de la lista el regreso de grupos como Gang Of Four y Wire, The Fall es el único grupo que ha mantenido la postura, sus últimos discos de estudio certifican que el talento de Mark E. Smith no cesa a lo largo de los años. No vamos a agregar aquí más paja de la debida, pero el que no haya escuchado a The Fall no conoce los alcances del punk como arma de expansionismo musical. Así qué, quien no les conozca, que corra a su tienda de discos más cercana y exija una copia de Grotesque (after the gramme) o Perverted By Language, nada más para darse cuenta que ese espacio que debe de ocupar en tu repisa de cd´s el disco de lcd soundsystem (menudo pedazo de basura) lo merece cualquiera de The Fall. Este verdadero tesoro discográfico (tesoro en el sentido textual ) se compone de las sesiones que el legendario John Peel les grabara, como Peel sabía de qué lado mascaba la iguana, les grabó cantidad de veces y en ninguna de las sesiones la calidad del grupo recaía, igual se soltaban una versión de Strychnine o un clásico instantáneo como Paranoia Man In Cheap Shit Room (una sesión del 13 de marzo de 1993) pero mucha oreja a esa primitiva primera Peel Session que abre con Futures And Pasts un pedazo de carne cruda hecho canción, músculo y nervio que se tensan hasta lo imposible (sesión del 15 de junio de 1978). Admirable resulta que el sonido de The Fall permanece casi inmutable, si uno escucha las ultimas sesiones registradas por John Peel notará ese sonido atemporal y si una escucha las primeras notará que aquel sonido permanece intacto y vigente a la hora de cobrar la cuota post punk. Ya lo dijo John Peel: "un grupo que siempre suena igual y que siempre diferente". Dios bendiga a Mark E. Smith, el chimuelo favorito del post punk.
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Fobia.
Rosa Venus.
Sony/BMG 2005.

No nos pongamos demasiado snobs, pero en México habrá que señalar a Fobia como el grupo de rock con los hallazgos más interesantes durante la década pasada. Nada más escuchar ese bendito rock disperso que tan bien cuajó en "Leche" (BMG 1993) o repasar uno de los discos más extraños que ha dado el pop en este país "Mundo Feliz" (BMG 1992) (todo el que ha oído ese disco sabe que eso no es exactamente Fobia, es otra cosa) para cerciorarse que les llevaban ventaja a los demás grupos de "rock de lo noventas". Rosa Venus es el nuevo disco de Fobia, el primer disco de estudio que graban en 10 años (el último, "Amor Chiquito" (BMG1995) estaba bien pero carecía de encanto) y arranca y termina con el pie metido a fondo en el acelerador, un disco de rock visceral y bien tocado que sorprenderá a más de tres mamones que se la pasan escuchando a Anthony & The Johnsons. Arranca con "Rosa Venus" un instrumental de rock francotirador con las guitarras mas emputesidamente barrocas y sucias que se han escuchando en un disco de rock en México en los últimos lustros. Le sigue "No eres yo" un tema que no desencajaría mucho en el Vanishing Point de Primal Scream y después desaceleran con "200 sábados" la única concesión a medias para los temas a medio gas. Obscuros, sólidos pero a veces demasiado previsibles transcurren los 12 temas de Rosa Venus. Un disco al que si se le espulga bien se le podrían sacar por lo menos un par singles rotundos y efectivos entre los que destaca el rock cachondo de "No soy perdedor" También dirijan el CD player a "1 camino y un camión" una optimista y entusiasta mirada a saber terminar las relaciones a ritmo de bubblegum dinámico. A los amantes del rock bucólico y utópico les va a fascinar "Una vida sencilla". Cierra con otro instrumental de space rock que confirma todas las sospechas: Rosa Venus apesta a clásico trasnochado, a disco reposado aunque también a disco sobre producido, lejos quedaron esos ensambles más o menos heterodoxos que hacían del pop. Funciona para el automóvil, para la habitación, para el radio y funcionará sobre las tablas. A falta de pan... totopo. Como dirían los amigos invisibles: esto es lo que hay. Ni pedo.

jueves, septiembre 08, 2005

shinola03

Ween.
Shinola Vol. 1
Chocodog Records.

Disponible en:
www.ween.com

He aquí una confesión: soy muy fan de Ween. Y cuándo digo "muy fan" no me refiero a ese tipo de mamarrachos que son fans de esos grupos que son el flavour of the month (¿habrá fans de Antony & The Johnsons?). Desde hace más de diez años compro compulsivamente cualquier cosa que esté relacionada con Ween: discos, vinilos, cassettes, flexidiscs, singles, videos piratas, revistas e incluso discos de otros grupos en los que ellos participan (Moistboyz y Z-Rock Hawaii son...puta madre, otra cosa, una maravilla). A algunos amigos con gustos más exquisitos (¿gustos amariconados?) y avant garde les parece una vulgaridad mi compulsión obsesiva por este grupo, pero es que con tanta buena música simplemente no sé cuándo parar. Incluso he tratado de negociar con ellos para armar algún concierto por México, por asuntos de dinero no se ha podido concretar nada aún, pero es una promesa, la oferta seguirá en pie. Reto a cualquiera a que me haga un Invisible Jukebox con las canciones más obscuras de Ween que encuentre por allí, las adivinaría en un segundo, así me gusta Ween ¡Caramba! Escribo este texto tan pirotécnico por ha llegado a mis manos el más reciente disco del dueto basura del rock: "Shinola Vol. 1" El primero de uno serie de discos en donde Ween pone al día algunas de sus canciones más brown, o sea más Ween, mas toxicómanas y alucinantes. Otra vez han vuelvo a fumar caquita de chango e inhalar pegamento, lo que mal se aprende nunca se olvida y ahora Ween se suelta con un disco que es como un chorro de diarrea caliente para el rock. Doce canciones tremendísimas, algunas de ellas ya publicadas en estado embrionario en varios discos piratas que circulaban por ahí y otras rescatas de un oscurísimo disco que sólo estuvo disponible en su pagina por tiempo limitado hace ya muchos años (Craters Of The Sac), todas las canciones tocadas sólo por el dueto, Ween en su estado seminal y explosivo o lo que es igual: Gene y Dean Ween con la producción y mezcla del que ha sido su mejor aliado y bajista: Andrew Weiss. Yo no sé ni por donde empezar pero el disco si, empieza con "Taste Good On Th´ Bum" : bajos filtrados por un pedal Mutron, voces despedazadas por la droga y con el pitch hasta abajo. Luego pasan a "Boys Club" toy rock con melodías de esas que no te puedes sacar de la cabeza en semanas. Y así sigue semejante chaladura cobrando la factura al blues acidísimo y cocainómano ("Gabrielle"). Se las curan con el AOR trasnochado ("Transitions") y en su afán por ser browns se cargan con un hermoso track de pop klesmer ("Israel") cuándo crees que les has agarrado la onda eyaculan un clónico de Prince irresistible ("Monique The Freak") y cuándo tu cuerpo no terminado de asimilar esas líneas de funk tan efectivas te sueltan un coscorrón pop tan bonito y delicado que te dan ganas de salir a la calle para enamorarte ("Someday"). Ahhh.. Ween. Escuchar esos discos es cómo regresar a tu lugar favorito. Háganse un favor, cómprenlo, descárguenlo de Internet o lo que sea. Háganse un favor, dróguense con pegamento y destruyan su vida escuchando a Ween, pocas cosas buenas quedan en este mundo por hacer.