MERCURY REV.
THE SECRET MIGRATION.
V2 2005.
Uno de los grupos responsables de redefinir las posturas tomadas por el rock a finales de la década pasada fue sin duda Mercury Rev. Empezaron a finales de los noventas haciendo crónicas del lado salvaje a golpe de cascadas de distorsión ( Yerself Is Steam- Rough Trade 1991) partieron de ahí hacia el ruido y la psicodelia ( Boces-Columbia 1993), tontearon con el caos sonoro de Spaceman 3 y el sonido Motown (See You On The Other Side – Columbia 1995) y un buen día dieron con su obra definitiva, Deserter´s Songs: un enorme disco de pop sinfónico y ácido que junto a The Soft Bulletin de The Flaming Lips marcaron un punto y aparte dentro la música pop en la segunda mitad de los noventas. Ambos destaparon un sonido en donde podían convivir sin problema alguno Burt Bacharach, soundtracks de Walt Disney y The Jesús & Mary Chain. Eran obras cinceladas desde la fantasía, la nostalgia y hasta la ingenuidad, dotadas de un preciosismo indiscutible. Pero el sueño duró poco, años más tarde The Flaming Lips se sacudía los excesos orquestales y cambiaba los violines por computadoras para publicar el extraordinario Yoshimi Battles The Pink Robots. Por el contrario Mercury Rev da el patinazo con All Is Dream, un disco que en fondo no era tan malo pero que en forma resultaba excesivo y gratuito. Demasiadas orquestaciones y arreglos escondiendo unas canciones que daban la sensación de estar a medio terminar, un violín más y aquello hubiera en un desastre A.O.R. ( Adult Oriented Rock). Ahora, con la misma pureza que el pecador arrepentido, Mercury Rev estrena nuevo disco adornado por un titulo precioso: The Secret Migration. Si bien la portada podría augurar una masa de preciosismo burdo el contenido sorprende y alivia. Si lo natural es que una banda se planteé con cada disco dar un paso hacia delante estos dan dos pasos hacía atrás y uno hacía un lado, pero esto no es nada malo sino todo lo contrarío, han regresado a esos riquísimos orígenes que dieron forma a lo mejor de Deserter´s Songs. Más canciones redondas y menos músicos de sesión, mucho más compactos y desnudos, produce como ya es costumbre David Fridmann. A veces parecen unos The Band montando una fogata con Randy Newman y otras unos Spiritualized más taciturnos. Los ejemplos de su acertada renovación son totales a lo largo de las trece canciones que conforman The Secret Migration, en todos y cada uno de los cortes habrá algo que nos remita a los momentos más luminosos de Johathan Donahue y compañía. Habrá inclusive sorpresas agradables como la spectoriana “In A Funny Way” que viene a ser como el Be my Baby de Mercury Rev. También ese momento de amarga dulzura a la Randy Newman titulado “First Time Of Mother Joy” o su momento On The Beach de Neil Young en “Down Poured The Heavens”. Así que si este año piensan comprar discos de The Byrds, The Band, Van Dyke Parks, Gene Clark o Randy Newman pueden empezar a ahorrarse algo de dinero e ir por The Secret Migration, que esté disco como pocos ha sabido canalizar esas influencias. Un motivo más para viajar sin dar un solo paso.
THE SECRET MIGRATION.
V2 2005.
Uno de los grupos responsables de redefinir las posturas tomadas por el rock a finales de la década pasada fue sin duda Mercury Rev. Empezaron a finales de los noventas haciendo crónicas del lado salvaje a golpe de cascadas de distorsión ( Yerself Is Steam- Rough Trade 1991) partieron de ahí hacia el ruido y la psicodelia ( Boces-Columbia 1993), tontearon con el caos sonoro de Spaceman 3 y el sonido Motown (See You On The Other Side – Columbia 1995) y un buen día dieron con su obra definitiva, Deserter´s Songs: un enorme disco de pop sinfónico y ácido que junto a The Soft Bulletin de The Flaming Lips marcaron un punto y aparte dentro la música pop en la segunda mitad de los noventas. Ambos destaparon un sonido en donde podían convivir sin problema alguno Burt Bacharach, soundtracks de Walt Disney y The Jesús & Mary Chain. Eran obras cinceladas desde la fantasía, la nostalgia y hasta la ingenuidad, dotadas de un preciosismo indiscutible. Pero el sueño duró poco, años más tarde The Flaming Lips se sacudía los excesos orquestales y cambiaba los violines por computadoras para publicar el extraordinario Yoshimi Battles The Pink Robots. Por el contrario Mercury Rev da el patinazo con All Is Dream, un disco que en fondo no era tan malo pero que en forma resultaba excesivo y gratuito. Demasiadas orquestaciones y arreglos escondiendo unas canciones que daban la sensación de estar a medio terminar, un violín más y aquello hubiera en un desastre A.O.R. ( Adult Oriented Rock). Ahora, con la misma pureza que el pecador arrepentido, Mercury Rev estrena nuevo disco adornado por un titulo precioso: The Secret Migration. Si bien la portada podría augurar una masa de preciosismo burdo el contenido sorprende y alivia. Si lo natural es que una banda se planteé con cada disco dar un paso hacia delante estos dan dos pasos hacía atrás y uno hacía un lado, pero esto no es nada malo sino todo lo contrarío, han regresado a esos riquísimos orígenes que dieron forma a lo mejor de Deserter´s Songs. Más canciones redondas y menos músicos de sesión, mucho más compactos y desnudos, produce como ya es costumbre David Fridmann. A veces parecen unos The Band montando una fogata con Randy Newman y otras unos Spiritualized más taciturnos. Los ejemplos de su acertada renovación son totales a lo largo de las trece canciones que conforman The Secret Migration, en todos y cada uno de los cortes habrá algo que nos remita a los momentos más luminosos de Johathan Donahue y compañía. Habrá inclusive sorpresas agradables como la spectoriana “In A Funny Way” que viene a ser como el Be my Baby de Mercury Rev. También ese momento de amarga dulzura a la Randy Newman titulado “First Time Of Mother Joy” o su momento On The Beach de Neil Young en “Down Poured The Heavens”. Así que si este año piensan comprar discos de The Byrds, The Band, Van Dyke Parks, Gene Clark o Randy Newman pueden empezar a ahorrarse algo de dinero e ir por The Secret Migration, que esté disco como pocos ha sabido canalizar esas influencias. Un motivo más para viajar sin dar un solo paso.
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