TERRESTRIAL TONES.
BLASTED.
Psych-o-Path Records.
Antes de empezar a hablar de la música de Terrestrial Tones cabe aclarar que escuché el disco diez veces seguidas antes de emitir cualquier barbaridad. Por aquello de que en los caminos del post, el ruidísmo y la vanguardia confundir trigo con heno es más fácil de lo que uno imagina. T.T. son el último grito de esa Norteamérica post- todo. Irreferenciables, fascinantes y poliédricos como los grupos que les anteceden: Amps for Christ, Black Dice, Out Hud, Animal Collective y demás colectivos descerebrados empeñados en devolver a la música su carácter curativo y democrático a golpe de ruidísmo, primitivismo moderno y psicodelia. Aquí mencionamos esas bandas porque T.T. son algo así como los hijos putativos de dos de ellas: Black Dice y Animal Collective; Para ser más precisos Eric Copeland de los primeros y Avey Tare de los segundos. Blasted, el debut del grupo, se ha prensado en vinilo de doce pulgadas y se ha limitado a quinientas copias. Incluye en su portada un sticker que relaciona su sonido con el de unos primeros Faust, Throbbing Gristle y Dat Politics, algo tienen de los primeros pero más tienen de los segundos, enamorados de la electrónica orgánica y rasposa y ese mero dadaísmo a lo bestia con el que visten sus composiciones (¿Alguien dijo canciones?) de su debut. Un disco ampuloso que sorprende a propios y extraños en sus once cortes repartidos a ambos lados del acetato. Comienzan una primera parte (lado A) buscando rugosidades, utilizando los instrumentos (inclasificables) buscando más vibraciones que notas, se acolchonan en drones muy densos y ruido, a esta altura no se les detecta ritmo pero si pulso, esa percusión no métrica. Cuatro piezas del primer lado en la que sin duda sobresale el largo desarrollo de “Heavy Angel” puro pulso y ruido seco o algo así como el relevo generacional del inmarchitable “discipline” de Throbbing Gristle. Del otro lado del disco (lado B) se olvidan del pulso y toman el ritmo. Abren con #6 que avisa más o menos por donde van los tiros: percusión esquizofrenica, igual arkestral que John Cage, igual Cage que trallazos a lo T.G., Igual T.G. que un largo track “kraut-drone-house-no-sé-que-cosa” que parece hecha por unos músicos que en lugar de usar sus manos usan muñones para componer. Poco que agregar a un disco que se defiende mejor sobre el tornamesa. Mención honorífica para Psych-o-Path Records que tienen en Blasted de T.T. Su primera referencia y eso no es cualquier tontería. ¿En una palabra?: Imprescindible.
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